Infinitas Almas en el Laberinto del Mundo
En este vasto océano de rostros anónimos, donde cada calle es un río de vidas silenciosas, camino entre millones de historias no escritas,
Pensamientos profundos, introspección y exploraciones de la mente y los sueños
En este vasto océano de rostros anónimos, donde cada calle es un río de vidas silenciosas, camino entre millones de historias no escritas,
En un rincón de un viejo escritorio, cubierta de polvo y de olvido, descansa una carta sin destinatario, una promesa jamás cumplida, un "te quiero" que nunca ha sido.
A veces, damos por hecho lo que dicen las palabras, como quien pasa por un río sin mirar al fondo, sin saber que ahí, en lo oscuro, se esconden reflejos,
Te veo cada día, como quien contempla el horizonte tras el cristal de una ventana rota, como quien busca en el vacío una respuesta que no llega. Te veo, pero nunca te alcanzo.
En un mundo desgarrado por la guerra, donde la violencia mancha cada tierra, la humanidad se desvanece, se pierde en el dolor, y en el eco de las batallas, se olvida el amor.
En el abismo de la mente yace un mar sin fin, donde el inconsciente, en sombras, teje su confín. Silente arquitecto de sueños y de olvido, en su telar oculto, el destino es urdido.
En el crisol de la existencia, donde el dolor forja almas, donde las grietas del ser se llenan de historias, se revela una verdad luminosa,
Casi le dije que es hermosa. Casi dejé que las palabras escaparan de mis labios, como aves libres en un cielo sin límites. Casi,
En el silencio de lo inefable se hallan emociones que desafían la mera articulación verbal, sensaciones que solo pueden ser captadas en la profundidad del sentir.
En un mundo donde reina la subjetividad, donde cada verdad es solo una posibilidad, se pierden los hechos en mar de relatividad,
En la cumbre de la ignorancia, la humanidad se desploma, en un abismo de apatía, donde la sabiduría se asoma. El ocio, rey de las masas, en su trono de ilusión,
En el crisol de las miradas, cada reflejo, una esencia enajenada. Soy la quimera que tu psique ha tallado, un ente forjado, en tu discernimiento encarnado. Tú en mi contemplación,