Silencio de lo inefable
En el silencio de lo inefable se hallan emociones que desafían la mera articulación verbal, sensaciones que solo pueden ser captadas en la profundidad del sentir. Son llamas internas que me consumen, que me inundan de una vitalidad abrumadora y, simultáneamente, de un dolor que no encuentra consuelo Emociones que tú, y solo tú, has logrado despertar en mi ser, incomprensibles para cualquier otro. Me encuentro en la encrucijada de la duda y la necesidad imperiosa de expresión. Ignoro si es prudente, si el tiempo es propicio, pero percibo que es el único sendero para desatar las cadenas de mi espíritu, para mitigar este tormento que me oprime, para rendir tributo a este amor que me define. He de confesar, con una vulnerabilidad palpitante, que me he enamorado de ti. Antes de tu llegada, mi corazón se jactaba de su fortaleza, impermeable a la pasión. Mas tu presencia lo transformó todo; con una sonrisa, alteraste mi cosmos, mi visión del mundo. Eres la primera que ha logrado cautivar mi interés verdadero, la primera que me ha llevado a soñar y a derramar lágrimas de anhelo. No pretendo una respuesta, pues la presciencia de su tenor ya resuena en mi conciencia. Soy plenamente consciente de que tus sentimientos no se hacen eco de los míos, y aunque tal verdad me lacere, la acepto; porque incluso en el dolor, hallo la magnitud de mi devoción por ti. Ocurrió sin preámbulos, sin intención, simplemente emergió. Me enamoré de tu sonrisa, de la luz en tus ojos, de tu carisma innato, de la esencia de tu ser. Me enamoré de todo lo que eres y de todo lo que podrías llegar a ser. No hay arrepentimiento en mí, pues enamorarme de ti ha sido la epifanía más sublime de mi existencia, porque has despertado en mí sentimientos inéditos, porque me has otorgado un motivo para vivir. Gracias por ser, por haber entrelazado tu camino con el mío. Mi único anhelo es tu dicha y aunque mi amor por ti no altere nuestro destino, era imperativo que lo supieras. Te amo y te amaré eternamente, con la totalidad de mi alma.