Inolvidable Latido
En el laberinto de la mente y el sentir, donde los pensamientos y el corazón suelen confluir, se halla el error más grande, el más difícil de admitir: intentar olvidar lo que el corazón no quiere despedir. Como hojas llevadas por el viento sin cesar, los recuerdos vuelan, buscando dónde aterrizar. El mayor de los errores es no querer aceptar que lo que vive en el corazón no se puede evacuar. Aquel sentimiento que en el pecho se anida, como una melodía que repite la vida, no se borra con el tiempo, no se va con la partida, es la huella eterna, la marca escondida. Intentamos sacarlo, arrancarlo de raíz, pero el corazón se aferra, es su propio aprendiz. Y así, en la danza de recordar y olvidar, aprendemos que hay cosas que no podemos cambiar. El amor, el dolor, la alegría, el pesar, son tesoros del alma que no podemos enterrar. El mayor de los errores, la lección a internalizar, es que lo que nace en el corazón, allí se quedará.